lunes, 11 de julio de 2011

De los placeres: el café, el chocolate y el sexo.



Desde que el hombre es hombre, no ha podido resistirse a la búsqueda de placeres intensos: cuando se descubrió el fuego se siguió utilizando porque era más placentero comer la carne asada que cruda, con la rueda el hombre vio que era más placentero arrastrar un carro, se inventó el telar porque era más placentero ir abrigado en invierno, dejamos de ser nómadas porque era más placentero tener un techo, incluso hoy trabajamos con ordenadores porque es más placentero trabajar sentado que deslomarse en un campo.

Y es que lo natural es ir buscando momentos que nos aporten grandes placeres, aunque ello no implica que todo el mundo lo haga.

Podrán existir muchos tipos de personas, pero yo las clasificaría en dos grandes grupos, las que les gusta disfrutar de un buen café solo y las que lo prefieren con leche; las que disfrutan con una onza de chocolate negro y las que también lo prefieren con leche; y las que usan el verbo follar frente a las que usan la expresión hacer el amor, quedándose con la versión más light del acto.
Hoy voy a referirme al primer grupo: los del café solo, el chocolate negro y  el sexo salvaje. Que en la vida existe una infinita escala de grises entre el blanco y el negro es innegable, pero a mí siempre me gustó más el negro, sin duda alguna. Para empezar diré que de las personas que se encuadren en el primer grupo te puedes fiar, suelen ser claras y directas con ideas definidas, como se suele decir, las cosas claras y el chocolate espeso; prefieren el sabor intenso, en este caso la mezcla no vale.

Del café siempre se ha pensado que los beneficios eran pocos, sin embargo recientes estudios demuestran que al contrario de lo que se pueda pensar, tomar café puede aportarnos beneficios saludables: tomar café reduce el riesgo de padecer enfermedades de corazón, contribuye a disminuir el peligro de padecer cáncer de vejiga y de hígado, se asocia a un menor riesgo de alzhéimer e incluso se usa para aliviar el dolor de cabeza y algunos tipos de migrañas. A mí, el café me despierta, me pone alerta. La cafeína nos excita y nos enganchamos a lo que nos excita. Un buen café solo con hielo, es uno de los mayores placeres que puede probarse... la leche diluye todo esto.

Con el chocolate pasa algo muy parecido, siempre se ha considerado la comida de los dioses, es rico en antioxidantes, ayuda al corazón, a la depresión, el chocolate negro ayuda a combatir la acumulación de colesterol en las arterias, produce endorfina que hace que te sientas bien, lo que hace inevitable que te enganches a él, además está exquisito. La leche también diluye todo esto.


De quien tome café solo y chocolate negro, me atrevería a decir que es porque le va la marcha. Tiene asumido que la vida puede ser amarga pero no se resiste y a pesar de ello, la disfruta.







Y ahora me toca defender el sexo salvaje ¿no? Pues da energía, revitaliza, hasta se nota en el cutis y en el ánimo, estimula el cerebro y todos los órganos vitales, quema calorías y además agiliza la imaginación. Previene también de enfermedades cardiovasculares, y es que si pones el corazón en la cama, ciertamente corres el riesgo de sufrir ciertos peligros…. Como alguien me dijo alguna vez “el amor se hace fuera de la cama, dentro de ella se folla…“ (quieras o no quieras, o como quieras... a la persona que metas en ella).  El sexo es puro instinto, son olores, sabores, es tocar, mirar… hay que utilizar los sentidos para disfrutar de él, como con el café y el chocolate. La  diferencia es que no te deja un sabor amargo (o al menos no debería)



El café, el chocolate y el sexo... cuanto más puro, mejor sabor te dejan.

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