Pues a mi en realidad eso me ha pasado varias veces. Pero ahora he decidido contarlo, a ver si con eso la terapia me vale de algo y la interiorizo muy adentro.
En general siempre pienso que me ocurren cosas de tonta que soy, pero cuando el ser humano cae una y otra vez en la misma piedra, bien merece la mención de "gilipollas" y no de tonto. Por eso a veces opino que más bien soy gilipollas. Y hoy ha llegado el día en que voy a reconocer todas las gilipolleces que he cometido en mi, no larga, ni tampoco corta vida.
Fui tonta cuando creí importarle a gente que en realidad no le importaba nada.
Cuando dediqué mi tiempo a preocuparme por los que ya me habían demostrado que ellos no iban a dedicar su tiempo a preocuparse lo más mínimo por mi.
Cuando dejé que mi corazón se hiciese fuerte a base de palos y más palos (aún siendo todos necesarios para llegar a ser lo que soy hoy).
Cuando dejé pasar algunas personas sin hacer nada por recuperarlas.
Cuando dejé que la vergüenza se apoderarse de mi y no me permití conocer a tanta gente que ha pasado por mi lado.
Cuando a pesar de lo que la gente me decía, seguía pensando que el hombre (como individuo) es bueno.
Cuando pensé que detrás de . . . . .. . . no había nada más y limité mi mundo a una sola persona.
Cuando no aprecié el cariño.
Cuando me quedé con las ganas de hacer o decir algo y luego pensé "si lo hubiese hecho".
Cuando creí esos cuentos de hadas, gnomos, dragones, mazmorras, y princesas encantadas a las que venía a rescatar un príncipe azul cabalgando en un bonito corcel blanco y la llevaba lejos de la bruja malvada.
Cuando no hice lo que yo quería.
Cuando esperé una llamada o quizás alguna explicación (en muchas ocasiones).
Cuando no me valoré a mi misma.
Fui tonta en tantas ocasiones, y quizas tenga que serlo en otras muchas. Pero sí que he aprendido una cosa: en la vida a veces es mejor pasar por tonta, que serlo. Y quien aprende de sus errores, no demuestra ser muy necio, ¿no?