viernes, 8 de enero de 2016

Momentos para conservar

No hay mucho que contar desde entonces. ¿Monotonía? ¿Costumbre? No puede ser costumbre, porque ni siquiera estoy acostumbrada. Aún me parece raro esa presencia. ¿Tenerte aquí? Qué raro. No debieras estar. No eres mío. Eres suyo, para mí siempre lo serás. Así te conocí, y así sigues. Así eres.

¿Momentos para conservar? ¿Cuáles? ¿Aquellos en los que llorábamos quizá? ¿O mejor aquellos en los que nos escondíamos? No, quizá sean mejores aquellos en los que ni siquiera yo sabía si llegaríamos juntos más allá de unas semanas. También están los momentos en los que yo sabía que no era la prioridad, poco importaba cómo estuviese yo por aquellos entonces; claro que también podemos conservar los días en las que escuchaba mentiras (para protegerme) y tenía que confiar. Al fin y al cabo siempre importaban más sus sentimientos que los míos. Ni tan siquiera importaban los tuyos.

¿Momentos para conservar, conmigo? Habrá muchos buenos momentos para conservar con ella. Los nuestros, mejor nos vendrá olvidarlos. Enterrarlos en lo más profundo, que no lleguen a mí sus imágenes, que reviva los sentimientos, que no me sienta eternamente culpable. 
Y no puedo, lo intenté, pero no puedo. El pasado siempre pasa factura. Y nuestro pasado, sigue presente. Estará siempre presente. Ella estará siempre.

Y mientras esté presente el pasado...
Mientras esté, no habrá momentos para conservar.