miércoles, 10 de agosto de 2011

La ciudad de los pozos.



Aquella ciudad no estaba habitada por personas, como todas las demás ciudades del planeta. Aquella ciudad estaba habitada por pozos. Pozos vivientes... pero pozos al fin.

Los pozos se diferenciaban entre sí, no sólo por el lugar donde estaban excavados sino también por el brocal (la abertura que los conectaba con el exterior).
Había pozos pudientes y ostentosos con brocales de mármol y de metales preciosos; pozos humildes de ladrillo y madera y algunos otros más pobres, con simples agujeros pelados que se abrían en la tierra.

La comunicación entre los habitantes de la ciudad era de brocal a brocal y las noticias corrían rápidamente de punta a punta del poblado.
Con la idea de tener lo mejor, los pozos empezaron a llenarse de cosas. Algunos se llenaban de joyas, monedas de oro y piedras preciosas. Otros más prácticos, se llenaron de electrodomésticos y aparatos mecánicos. Algunos más optaron por el arte, y fueron llenándose de pinturas, pianos, y sofisticadas esculturas. Finalmente los intelectuales se llenaron de libros, de manifiestos ideológicos y de revistas especializadas. Pasó el tiempo.

La mayoría de los pozos se llenaron a tal punto, que ya no podían incorporar nada más, entonces pensaron que debían hacer algo para seguir metiendo cosas en su interior...

A uno se le ocurrió aumentar su capacidad, ensanchándose. Muy pronto muchos pozos lo imitaron.
Un pozo, pequeño y alejado del centro de la ciudad, empezó a ver lo que hacían sus camaradas y pensó que si seguían haciéndolo, pronto se confundirían los bordes y cada uno perdería su identidad...
A partir de esa idea se le ocurrió que la otra manera de aumentar su capacidad era crecer, pero no a lo ancho, sino hacia lo profundo. Hacerse más hondo. Entonces se dio cuenta de que todo lo que tenía dentro de él le imposibilitaba la tarea de profundizar. Si quería ser más profundo debía vaciarse de todo contenido...
Al principio tuvo miedo al vacío, pero cuando vio que no tenía otra posibilidad, lo hizo. Vació de posesiones el pozo y empezó a volverse más profundo, mientras los demás se apoderaban de las cosas de las que él se había deshecho...

Un día el pozo que crecía hacia adentro tuvo una sorpresa: Adentro, muy adentro, y muy en el fondo ¡¡¡encontró agua!!! Nunca antes otro pozo había encontrado agua... El pozo superó la sorpresa y empezó a humedecer las paredes, a salpicar los bordes y por último la sacó hacia afuera.

La ciudad nunca había sido regada más que por la lluvia, que de hecho era bastante escasa, así que la tierra de alrededor del pozo, revitalizada, empezó a despertar. La vida explotó en colores alrededor del alejado pozo al que empezaron a llamar "El Vergel"

Todos le preguntaban cómo había conseguido el milagro.
-Ningún milagro, contestaba, hay que buscar en el interior, hacia lo profundo...Muchos quisieron seguir el ejemplo de "El Vergel", pero desecharon la idea cuando se dieron cuenta de que para ir más profundo debían vaciarse.

Entonces siguieron ensanchándose cada vez más para llenarse de más y más cosas...

En la otra punta de la ciudad, otro pozo decidió correr también el riesgo del vacío... Y empezó a profundizar... Y también llegó al agua... Y también salpicó hacia afuera creando un segundo oasis verde en el pueblo...
-¿Qué harás cuando se termine el agua?-le preguntaban.
-No sé lo que pasará, contestaba, pero por ahora cuanto más agua saco, más agua hay.

Pasaron unos cuantos meses antes del gran descubrimiento. Un día, casi por casualidad los dos pozos se dieron cuenta de que el agua que habían encontrado en el fondo de sí mismos era la misma... Que el mismo río subterráneo que pasaba por uno inundaba la profundidad del otro. Se abrió para ellos una nueva vida. No sólo podían comunicarse de brocal a brocal, superficialmente, sino que la búsqueda les había deparado un nuevo y secreto punto de contacto: La comunicación profunda que sólo consiguen entre sí, aquellos que tiene el coraje de vaciarse de contenidos y buscar en lo profundo de su ser lo que tienen para dar...


Y en el mundo de los hombres se repite la historia de los pozos. Siempre habrá una persona que espera a otra. Y cuando estas personas se encuentran, todo el pasado y todo el futuro pierden completamente su importancia. Han encontrado el secreto de saber vaciarse para entregarse el uno al otro.

(anónimo)

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