lunes, 2 de mayo de 2011

Una solución quiero



Como siempre, voy a ser bsatante sincera: estoy hasta el mismísimo coño de todo.

Dicen que tres cosas hay en la vida, salud, dinero y amor. Pues bien, en mi vida alguien se olvidó de darme alguna de las tres o las tres. Y mira que son pocas...

La salud juega conmigo: los pies me duelen, de nuevo tengo las putas durezas que me hacen ver las estrellas. En el cuello no se me acaban de quitar las contracturas que no me dejan mover los hombros. Y para colmo el otro día casi me caigo en medio de un bar por una bajada de tensión... o  de azúcar o de algo asi, digo yo.

El dinero, no me sobra. Cuando llego a fin de mes, la cuenta se tambalea. Pago casa, coche, gasolina, seguros, garaje. . . Vamos que la crisis conmigo, como con la mayoría de los españoles, no está teniendo piedad.

Y del amor, ya de eso mejor ni hablamos: más acabada que la segunda guerra mundial. Yo no sé si quiero demasiado, o no, si me quieren o no, si estoy encoñada o enamorada. Me estoy volviendo incrédula, cada día creo menos en el amor, estoy dejando de tener fe. En cualquier tipo de amor hace falta entregarse, y hoy ya nadie se compromete con nada. Da igual que sea una amistad o una pareja, un hermano o un primo. Cada uno va a lo suyo, a lo que le conviene sin pensar en los daños colaterales que puedan tener sus acciones. Estoy cada vez más cobarde, más pasiva, más descreída.

Y para colmo veo que la vida se me pasa, se escapa y no hago nada para remediarlo. Esto es una hecatombe. Pero es que tampoco tengo ganas ni fuerzas de cambiar nada. Estoy harta de todo.

Algo tendré que hacer. ¿es normal que con mi edad no tenga yo el chichi pa farolillos?

¡¡Una solución quiero!!

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